Artesana de colores

Cauque Ceballos

Cauque

Un miércoles me creí dormir. Sin sueño. Me creí dejar de pensarte, de pensaros, de pensarme. Quieta, sobre el viento, a la espera del prodigio, sentí que el color a castaña me arropaba y un triste malva penetraba mi luz y me decía… Estás viva.

Escapé, poco a poco, por una esquina del muro de sombras. Y renací. Y permuté en un buen salvaje que, con los ojos de humedad dorada, miraba la cara oculta de los sueños malos, de los hombres de la tierra, de fuego, de vino, de olvido; hombres de cristal, de besos, de brisas…

Volví a soñar, el día después, el amor de cuchillos y rosas, la luna de azúcar y sal, la tierra, la vida… Y más cómplice de luz y de horizontes, de besos, de aromas dulces, rompí las manos, piedras del agua, y ángeles de hojaldre, me abrieron los dedos, cayeron los cristales de sangre y, libres, comenzaron a gotear sobre papel albino coplas de hombres azules, peteneras de soles color humo, cielos, teñidos de leña, mares color hoguera… Color. Colores. Es cuánto puedo contar de mí.Hoy por hoy…

Carmen Cauque,

“Artesana de colores”